Preguntas y respuestas

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¿Qué problema se está investigando?

El Departamento de Salud del Estado de Washington está investigando la incidencia y los posibles factores de riesgo de las deformaciones del tubo neural en los condados de Yakima, Benton y Franklin. Las deformaciones del tubo neural son defectos de nacimiento graves del cerebro y la columna vertebral de los bebés, incluidas la anencefalia y la espina bífida. Estas afecciones se presentan durante las primeras etapas de embarazo, generalmente antes de que la mujer se entere de que está embarazada. La espina bífida puede causar discapacidades físicas y cognitivas que varían de leves a graves, según el grado en que se ve afectada la médula espinal. La anencefalia, que es la afección en la que se centra esta investigación, es fatal en todos los casos. Muchos bebés nacen sin vida; el resto, fallece después de horas o días luego del parto.

¿Por qué motivo se inició la investigación?

Un proveedor de atención médica de Washington central informó una cantidad alarmante de bebés que nacieron con anencefalia. Luego de verificar esta observación con los registros del hospital, nos reunimos con las autoridades a cargo de la salud pública local y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para realizer una investigación sobre las deformaciones del tubo neural, incluidas la anencefalia y la espina bífida.

¿Qué aspectos se analizaron durante la investigación inicial?

Comparamos la información de los registros prenatales y los registros de altas hospitalarias de las mujeres cuyo embarazo se vio afectado por una deformación del tubo neural y de aquellas que tuvieron un embarazo sano durante el mismo plazo. Analizamos varios factores de riesgo de la deformación del tubo neural, incluidos, entre otros, la documentación sobre el consumo de ácido fólico (incluidas las vitaminas prenatales), el peso anterior al embarazo, los antecedentes familiares de deformaciones del tubo neural y las conductas peligrosas para la salud de la madre durante el embarazo. También analizamos la fuente del agua potable que se consume en las viviendas.

¿Cuáles fueron los resultados?

No pudimos encontrar diferencias significativas entre las mujeres cuyo embarazo se vio afectado por una deformación del tubo neural y aquellas que tuvieron un embarazo sano. Lo que notamos es que todas las mujeres que se analizaron durante la investigación consumieron una baja cantidad de ácido fólico durante la primera etapa del embarazo. Es por ello que usamos otros datos que obtuvimos de mujeres que quedaron embarazadas recientemente en todo el estado para seguir analizando este tema. Comparamos el consumo de ácido fólico durante la primera etapa de embarazo en esta área de los tres condados con el consumo en el resto del estado. En el período comprendido entre los años 2009 y 2011, aproximadamente el 61% de las encuestadas del área de los tres condados (en comparación con el 50% de las encuestadas del resto de Washington) no tomaron ningún complejo multivitamínico, vitaminas prenatales ni vitaminas de ácido fólico durante el mes previo a quedar embarazadas.

¿Es común que no se obtenga ningún resultado concreto?

Desafortunadamente, en este tipo de investigaciones es común no encontrar un factor de riesgo especial que se destaque como la explicación más apropiada de una tasa elevada de casos. Aunque la tasa de deformaciones del tubo neural en el área de los tres condados es alta, la cantidad total de casos es baja en relación con la cantidad necesaria para identificar las causas de estas malformaciones de nacimiento.

¿Qué sucedió a continuación?

Aunque no pudimos encontrar ninguna diferencia significativa, la alta tasa de anencefalia en el área sigue siendo motivo de preocupación. La investigación sigue en curso. Organizamos sesiones con las comunidades afectadas para informarles sobre nuestros descubrimientos hasta la fecha y para obtener información sobre las inquietudes de la comunidad. En 2014, convocamos un Comité de Asesoramiento sobre Anencefalia para poder identificar las medidas que debemos tomar para evitar o reducir la tasa de deformaciones del tubo neural en el área, mejorar el sistema de informe de casos de deformaciones del tubo neural y proporcionar asesoramiento sobre la investigación adicional para evaluar las posibles exposiciones. Compartimos los descubrimientos hasta el momento y las inquietudes de la comunidad con los miembros del Advisory Committee, quienes nos ayudaron en el desarrollo de un plan de acción. El Advisory Committee nos recomendó que sigamos analizando los casos de deformaciones del tubo neural en el área de los tres condados, que entrevistemos a las madres para identificar los casos de exposición comunes y que llevemos a cabo actividades de prevención. Estuvimos implementando el plan de acción y comunicamos los resultados, regularmente, al Comité de Asesoramiento. En enero de 2018, el Departamento de Salud suspendió las actividades de vigilancia activa, y regresó a la vigilancia de defectos congénitos pasivos en todo el estado.

¿Deben estar preocupadas las mujeres que residen en el área de los tres condados y que están embarazadas o planean quedar embarazadas?

Aunque la tasa de anencefalia en la región es más alta que la tasa nacional, el riesgo de tener un bebé con anencefalia sigue siendo bajo. Aproximadamente uno de cada 1000 nacimientos vivos en el área se ve afectado por la anencefalia. Todas las mujeres embarazadas o que estén planeando quedar embarazadas deben saber cuál es la mejor forma de tener un embarazo saludable. Para favorecer un embarazo saludable, todas las mujeres en edad fértil deben cumplir con la recomendación del Public Health Service (Servicio de Salud Pública) de los EE. UU. de tomar 400 microgramos diarios de ácido fólico, ya sea comiendo alimentos enriquecidos con ácido fólico o tomando suplementos vitamínicos. Además, les recomendamos a las mujeres que conversen con su proveedor de atención médica sobre su estado de salud, los antecedentes familiares y los medicamentos que toman, para que puedan evaluar el riesgo que corren y de qué otro modo pueden prevenir las deformaciones del tubo neural. Obtenga más información sobre las cantidades diarias recomendadas de ácido fólico (sitio web de CDC).

¿Cómo se pueden prevenir las deformaciones del tubo neural?

La principal forma de prevenir estas malformaciones de nacimiento es tomar vitaminas que contengan ácido fólico y comer alimentos ricos en ácido fólico. Algunos alimentos, como los vegetales de hoja verde y las frutas cítricas, tienen, naturalmente, un alto contenido de ácido fólico, el que también se agrega a muchos cereales para el desayuno y otros productos de grano clasificados como "enriquecidos," como el pan, la pasta y el arroz. La mayoría de los especialistas recomiendan que todas las mujeres en edad reproductiva tomen un suplemento diario que contenga 400 microgramos (mcg) de ácido fólico.

Además, las posibilidades de padecer trastornos del tubo neural también se pueden reducir si se evita el uso de algunos medicamentos (conocidos como medicamentos nitrosables; por ejemplo, algunos antibióticos y medicamentos para la gripe) durante el embarazo. La mujeres deben consultar con su proveedor de atención médica cuáles son los medicamentos que se consideran seguros durante el embarazo.

El riesgo de deformaciones del tubo neural también se puede reducir evitando tomar agua con alto contenido de nitrato, pero esto no está probado. En nuestra página de información sobre el nitrato, así como también en la información que figura en los sitios web de los CDC y la Agencia de Protección Ambiental (EPA), se especifica que el alto contenido de nitrato en el agua potable puede aumentar el riesgo de aborto o de padecer determinadas malformaciones de nacimiento. En el caso de las mujeres que reciben el suministro de agua potable de un servicio privado y que están embarazadas o planean quedar embarazadas, deben solicitar que se analice el agua para medir el nivel de nitratos y deben evitar tomarla si los niveles son superiores a los 10 mg/l.

Estoy embarazada; ¿qué debo hacer para asegurarme de que mi bebé no tenga una deformación del tubo neural?

Las mujeres embarazas o que planean quedar embarazadas deben seguir las indicaciones de su proveedor de atención médica sobre la dieta, los medicamentos y otros aspectos de salud, incluido el hecho de tomar vitaminas que contengan ácido fólico.

¿Considera que la exposición a las radiaciones de Fukushima podría ser una posible causa de esta tasa elevada?

Es poco probable; estos casos ya se diagnosticaban mucho antes del evento de Fukushima y se siguieron detectando luego de este.

¿Considera que la exposición a las radiaciones del centro nuclear Hanford Site podría ser una posible causa de esta tasa elevada?

No descartamos ninguna posible causa de esta situación, pero algunos datos sugieren que es probable que Hanford no sea la causa de este problema. Los embarazos afectados ocurrieron en un área de, aproximadamente, 6,600 mi2 (17,094 km2). La reserva nuclear de Hanford se encuentra en la parte norte de esta área, al este de la parte central. La dirección predominante del viento es de suroeste a noreste, con algunas variaciones estacionales. El Departamento de Salud es una de las tantas organizaciones que se esfuerzan por garantizar la seguridad de la población y del ambiente en torno a Hanford Site. Una de nuestras funciones es controlar el programa de monitoreo de radiaciones ambientales en Hanford. De este modo, obtenemos acceso a todos los datos de monitoreo de Hanford y verificamos la precisión de dichos datos.

Aparentemente, no parece haber una trayectoria mediante la cual la mayoría de las mujeres con embarazos afectados por la anencefalia se hayan visto expuestas a la radiación. La liberación de radiación disminuyó considerablemente con el paso del tiempo, y la mayoría de las fugas en el suelo o el agua quedaron contenidas dentro de la reserva de Hanford. Los residuos que se filtran en el río Columbia se diluyen inmediatamente y son arrastrados río abajo. Es poco probable que la contaminación de estas fugas se filter en el agua potable que consumen la mayoría de las mujeres con embarazos afectados, ya que estas viven en diferentes puntos de la región de los tres condados. Algunas mujeres reciben el suministro de agua de servicios públicos que extraen el agua directamente del río Columbia. Esta agua se monitorea cuidadosamente para garantizar que cumpla con los estándares de seguridad.

¿Es posible que estos casos sean consecuencia de la exposición a pesticidas?

La exposición a pesticidas es difícil de determinar, debido a la cantidad de productos pesticidas usados y la dificultad para saber si la población estuvo expuesta a ellos o no. Analizamos los casos de exposición ocupacional a pesticidas y determinamos que solo en pocos casos el padre o la madre del bebé realizaban trabajos de agricultura o de procesamiento de productos de agricultura. Además, no observamos ningún patrón de estacionalidad entre los embarazos afectados por anencefalia. Con respecto a la exposición de zonas residenciales a los pesticidas, los embarazos afectados se presentaron en diferentes puntos del área de los tres condados, pero no se concentraron cerca de granjas ni I terrenos agrícolas.

¿Es posible que estos casos sean consecuencia de los nitratos o las bacterias presentes en el agua potable?

No estamos seguros de que exista una relación entre la anencefalia y los niveles de bacterias o nitrato en el agua potable. Analizamos la fuente de agua potable de las zonas residenciales para determinar si los embarazos afectados estaban relacionados con el suministro de agua de servicios públicos o privados. La mayoría de las mujeres con embarazos afectados y no afectados residían en viviendas suministradas por grandes sistemas públicos de suministro de agua potable. Revisamos los niveles de nitrato en los sistemas públicos de suministro que proveen agua potable a las viviendas de los casos analizados durante el período del brote de la enfermedad. Los niveles de nitrato en estos sistemas públicos de suministro de agua no superaron los 10 mg/l, y solo en pocos casos superaron los 5 mg/l. Estos sistemas públicos de suministro de agua se analizan, al menos, una vez al año para medir el nivel de nitrato y una vez al mes para medir el nivel de bacterias, con el objetivo de garantizar que se encuentren dentro de los límites aceptables.